Esta inmemorial devoción podemos remontarla al Medievo, a la época visigótica, con figuras tan destacadas como, por ejemplo, San Ildefonso y el milagro de la entrega de la casulla por la Virgen a este Arzobispo Santo por la defensa de su virginidad. La Historia teológica hasta la definición de este dogma, continúa en el siglo XV cuando el pontífice Sixto IV aprueba la doctrina de la Inmaculada Concepción con la constitución “Cum Prae Excelsa”. El siglo XVII es la centuria en que tiene lugar las más virulentas controversias teológicas; a mediados de la centuria tiene lugar la aprobación de la Fiesta de la Inmaculada para España en 1644 por la Santa Sede , la declaración de María Inmaculada desde su concepción por parte de Alejandro VII, pero sin definir el dogma en 1661; la extensión de la fiesta a toda la Iglesia Católica en 1708 y su declaración dos años después como Patrona de la Infantería Española y, finalmente, como Patrona de España y las Indias a petición de Carlos III en 1761.
Las hermandades y cofradías jugaron un papel de primer orden en la extensión de la devoción concepcionista a través de los votos o juramentos de sangre, iniciados por la Primitiva de los nazarenos hispalense, la de la Santa Cruz y Jesús Nazareno en 1615 que se adelantó a la propia Iglesia Hispalense ya que hasta dos años más tarde no tuvo lugar en la Catedral Sevillana el solemne juramento de defensa de esta creencia.
Entre las hermandades isleñas impulsoras de la devoción concepcionista antes de la definición dogmática tenemos, la Congregación del Cristo de las Misericordias (1786), la Esclavitud del Santísimo y Archicofradía de las Ánimas (1733), la Orden Tercera de San Francisco (1739), la Divina Pastora (1782) y nuestra Hermandad de San José.
Como sabemos, el 8 de diciembre de 1854, Pío IX en la bula “Inefabilis Deus”, que vino a confirmar la secular devoción que siglos atrás se había suscitado en torno a la Santísima Virgen ( tan sólo 16 años antes de que el mismo Pontífice, también un 8 de diciembre, declarase a su esposo San José, Protector de la Santa Iglesia ).Hace tan sólo dos años, celebramos el ciento cincuenta aniversario de su proclamación, efeméride que vino a coincidir con la reorganización formal de nuestra hermandad por decreto del Sr. Obispo Diocesano, volviendo a vincular la devoción a la Purísima y al Patriarca San José con el renacimiento de nuestra corporación.
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