"(...) San José es modelo, sobre todo, de AMOR DESMEDIDO a JESÚS y a MARÍA. Así lo cita un teólogo, el p. Brenninger que dice: “la vida de san José es el más vivo retrato de Jesús y María, pues nadie vivió tan cerca de ellos”. Todas sus acciones iban a darles gusto y siendo cabeza y jefe de aquella familia, no vivía sino para ambos”.

De modo que San José no solo velaba por ellos, o los asistía en la vivienda, arreglar los muebles, llevar el sustento, sino que tenía una SOLA y ÚNICA VOLUNTAD con la de su ESPOSA MARÍA SANTÍSIMA y con JESUCRISTO. Por tanto era un amor creciente y que lo iba perfeccionando, mucho más que lo hicieran los mismos Apóstoles, puesto que lo vivía en la propia familia.

De ahí la importancia de esa “IGLESIA DOMÉSTICA” que tanto hablaba San Juan Pablo II (por cierto gran devoto de san José). El hogar es el primer santuario donde se debe amar al Señor, la primera escuela de las virtudes, el ámbito donde se crece como persona, donde se forja la personalidad…etc. por ello, el ámbito más imprescindible e importante de la sociedad y al que menos atención se le presta.

Con la experiencia de la pandemia del covip19 en los últimos años, en la que hemos convivido durante tanto tiempo más en casa aún en los peores momentos, la figura de San José resplandece aún más: MODELO de SILENCIO y al mismo tiempo de EFICACIA, estando en contacto continuo con la Persona del Verbo humanado. Así nosotros, hemos de abrir más nuestro corazón en este tiempo de cuaresma y cuarentena, haciendo eco a la Palabra viva de Dios en nuestro corazón y orando más en nuestros hogares."


📝Rubén Virués Gómez, Pbro.

📸 Archivo Quijano