Tras la celebración del I domingo de San José y el besapie al Santísimo Niño Jesús, el Divino Infante ha vuelto a los brazos del Patrón vestido con el antiguo traje de espolín celeste y plata y su aureola estrenada el pasado año, al igual que la de San José.

Como detalle, a las plantas de la imagen del Patrón se sitúa la ofrenda simbólica que José y María realizaron cuando la presentación de Jesús en el templo:

«Todo primogénito varón será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones.»